CAE Conciencia y Artes Escénicas Puebla | ARTETERAPIA - 72290 Puebla

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Somos el primer centro internacional de formación multidisciplinaria en arteterapia de México. Formaciones y talleres en arteterapia y Clown.

About CAE Conciencia y Artes Escénicas Puebla | ARTETERAPIA

Alain Vigneau, (Pau, Francia, 1959). Actor, clown y pedagogo. Ha sido durante casi 10 años pastor y durante más de 20, payaso. En "Vida de Clown" (Ed. La Llave) se ríe de sí mismo y de la tragicomedia del ser.

Dice en la introducción de su libro que si Dios tiene sentido del humor y para hacerle reír basta contarle nuestros planes, usted puede enorgullecerse de haber sido para él un digno y muy servicial bufón. ¿Tan tragicómica ha sido tu vida? Sí, sí lo ha sido, ha sido una tragicomedia, lo cual no le quita nada a la vida. La cuestión es abrazar la vida tal como es. Si nos quedamos esperando que sea solamente una comedia, no vamos a ir muy lejos.Su primera y gran tragedia es la muerte de su madre, asesinada por un amante enloquecido cuando usted era sólo un niño...Perder a un ser querido tan próximo como una madre cuando eres pequeño, como lo era yo, es un trauma con T mayúscula. Pero que te la maten es añadir otra mayúscula, algo que te deja con ganas de asesinar también a ti. Fue un trauma enorme, fue un tsunami. Y solamente ahora que soy mayor me doy cuenta de la amplitud de ese tsunami.Tras ser asesinada su madre, y según cuenta en su libro, su padre sólo le permitió llorar por ella 24 horas... Bueno, eso dice mucho del carácter de mi padre. Y dice mucho de la actitud de los adultos. Mi padre, como ciertos adultos en situaciones dramáticas, necesitaba agarrarse a algo muy escueto, muy claro y muy preciso para sostenerse a sí mismo. Al fin y al cabo, no dejaba de ser un hombre en shock y padre de tres criaturas, la mayor de la cuales entonces tenía 12 años y yo, el pequeño, 7. Mi padre era un señor con un simple diploma de maestro que se quedó viudo en esas terribles circunstancias de un día para otro, y el shock que sufrió le hizo agarrarse a lo que pudo.Usted ha sido pastor durante casi 10 años, ¿verdad?He sido pastor más o menos del año 77 al 87. Fui pastor de vacas, de ovejas, cabras, hice la trashumancia... Fueron diez años que dediqué a la vida en la montaña, a la vida con los animales, a la vida digamos arcaica, a la vida que está en contacto con el frío, con el calor, con las necesidades más básicas, con tareas muy claras y en contacto con la esclavitud, porque la vida en el campo es muy esclava.¿Y cómo le dio por hacerse pastor?Porque estaba muy mal. Necesitaba huir de mí mismo, y pensé que huir a la montaña me protegería de mi propia locura, lo cual no se reveló cierto. Y en segundo lugar porque soy más o menos hijo de la Generación del 68 -aunque en mayo 68 yo tenía 8 años- y caló en mí ese espíritu de un retorno a la vida en el campo, una vida muy cercana a las necesidades básicas del ser humano. Eso era para mí un sueño, y no sólo para mí, también para muchos amigos míos. Lo que pasa es que ellos no se atrevían a hacerlo, pero yo sí que me atreví. Ahora que estamos viendo cuánto hemos perdido el contacto con la naturaleza, yo quise estar en contacto con la naturaleza. Además necesitaba estar con la rutina de ordeñar, de ordeñar mañana y noche a una vaca, porque así me olvidaba de mí mismo, de mis tormentos personales. El campo tiene mucha imagen muy bucólica, pero nadie trabaja más que un campesino.Y qué aprendió en esos diez años de vida en el campo?Hay un proverbio sufí que dice: "Uno puede correr muy rápido y puede saltar muy alto, pero nunca se puede olvidar de sus pies". Eso yo lo aprendí en la montaña: que uno no se puede olvidar de sí mismo, que lo que es uno se lo lleva a todos sitios. Y también aprendí el valor de sobrevivir con mis hijos pequeños en la montaña, la capacidad de poder sobrevivir en esas condiciones tan duras. Aprendí a vivir sin agua caliente, sin baños, sin comodidades... Y aprendí a tener temple: allí si querías comer carne tenías que ir la granja, agarrar un animal, matarlo, despedazarlo y comértelo. Eso es algo que muchos de los que comen carne no sabrían hacer, yo aprendí a tener el temple para poder hacerlo, aprendí que si uno quiere comer carne, tenía que tener el coraje de afrontar la mirada del animal. Y aprendí mucho sobre el respeto a los campesinos, sobre el respeto a ese modo de vida tan arcaico que es el campo.¿Y cómo llega usted al mundo del clown?Porque después de diez años en la montaña, decidí cambiar de vida. Bajé de la montaña y me fui a España. Yo soy francés, vivía del lado francés de los Pirineos, y decidí que quería estudiar mimo en una escuela de Granada, ya ve. Y al año, estaba en Granada, no en una escuela de mimo porque no había escuela de mimo en Granada, pero sí haciendo teatro. Yo quería ser payaso. Se me daba bien la comicidad. En mi familia había un cierto cariño por los payasos, mi madre pintaba muchos payasos, amaba a los payasos. Yo mismo me hice payaso por hacer reír a mi madre, aunque estuviese muerta. Dediqué 23 años de mi vida a ser payaso. ¿Y ser payaso también le ayudó a usted mucho, no es así? Sí. Yo estaba tan mal y tan atormentado que pensé que hacer de mis tormentos un espectáculo podría interesar al público, y así fue. Nietzsche ya lo dijo: el arte es dolor hecho luz. Payasos buenos no hay muchos, así que a mí me fue bastante bien, hice muchos espectáculos, le dediqué muchos años, viajé mucho... Y sí, me ayudó mucho. No hay cosa más bonita que hace reír a un público, aunque es mucha responsabilidad y es un trabajo muy difícil. La gente no se da cuenta del trabajo que hay detrás de un espectáculo. Fui muy feliz siendo payaso. Cuando uno puede transformar su dolor en arte, eso crea un vínculo con el mundo, un puente con el mundo, y a uno le da un sitio en el mundo, porque cuando uno es artista tiene un lugar detrás del cual refugiarse. Además he trabajado con Payasos sin Fronteras, actuando con gente y para gente que habían sufrido como yo.Usted ha hecho por ejemplo un taller con algunos chavales que en 2004 fueron testigos de la masacre de Beslán, en la que un grupo de terroristas tomó un colegio de esa localidad rusa y asesinó a 334 personas, 186 de ellas niños... .Habiendo pasado las experiencias traumáticas que yo pasé en la infancia, eso me dio como un pasaporte para poder acompañar a otras personas desde un lugar artístico, un lugar creativo, no un lugar de juzgar o de compadecer al otro. Yo no soy Salvamento Marítimo, no soy la Cruz Roja. Pero sí que sé de infiernos, y esto me ha dado una especie de salvoconducto, un pasaporte, para acompañar a otras personas de una forma genuina. Y eso ha dado muchos frutos.¿Para poder hacer reír hay que haber sufrido antes?Para saber hacer reír hay que conocer el alma humana. Y quien ha sufrido conoce el alma humana. Pero no creo que sea necesario haber sufrido para hacer reír, no creo que sea una condición sine qua non. La gente que hace reír son artistas, son gente sensible, gente que también puede tener sus propios tormentos. En mi caso, la ventaja que me dio haber pasado por esos tormentos es no tener miedo, no tener miedo al sufrimiento. Eso me permitió viajar a lugares delicados, difíciles, acompañar a muchas personas desde la vertiente del crecimiento del trabajo personal, que es lo que he desarrollado con mi trabajo de Clown Esencial. ¿Y a qué se dedica ahora?Pues ahora me dedico al Clown Esencial. Tengo una escuela en México, y aunque yo vivo aquí en España voy mucho allí. Y tengo grupos en todas partes donde utilizo las técnicas de clown para acompañar a las personas a recobrar espontaneidad, comunicación con el mundo, a recuperar confianza en sí mismos, a recobrar el placer del juego, el placer de poder reírse de uno mismo, el placer de poder transitar dolores y alegrías con la misma entrega. En mis talleres se ríe y se llora con el mismo placer, con la misma entrega. Y eso lo hago a través de técnicas de clown.La pandemia de coronavirus que estamos padeciendo, ¿también tiene un punto de tragicómica?Sí. La parte de tragedia de la pandemia está muy clara, y yo creo que todavía no la hemos abarcado del todo. Hay una parte que hemos visto, que estamos viendo, y una parte que todavía está por ver: la parte del dolor de las personas que han muerto, las personas que han perdido a seres queridos, cómo los han perdido -los rituales de la muerte son importante, y me parece muy, muy dramático que a esos rituales sólo hayan podido ir tres personas-, quienes han tenido que vivir el dolor en la soledad, quienes han muerto en soledad, algo profundamente trágico. Y otra cosa que me parece trágica es que hayamos prendido fuego a nuestra casa, a este planeta. Yo personalmente cuando veo a los niños con mascarillas, a niños que han tenido que cortar con su ritmo de vida, con el cole, con los amigos, siento vergüenza. Siento vergüenza de lo mal que lo hemos hecho, de no haber hecho lo suficiente para evitar esto. ¿Y cuál sería la parte cómica? La parte de comedia es que de pronto nosotros, que somos todos adultos, con cosas que hacer, con cosas urgentes que resolver, con dosieres que entregar, de repente nos hemos parado todos en seco. Todos íbamos corriendo a todos sitios y ahora nadie se va a ningún sitio. Eso es muy cómico. Nos hemos quedado como tontos, sin saber qué hacer. Nos hemos quedado como niños desamparados, sin control de la situación, a la espera de qué dicen los mayores sabios: los del Gobierno, los expertos... Y, al mismo tiempo, estamos mandando una sonda a Marte para descubrir si hay agua o si hay vida en Marte. Y yo me pregunto ¿para qué? ¿Qué necesidad tenemos de ir a Marte a buscar vida si no sabemos cuidar ni la que tenemos en la Tierra? ¿Vamos a ir al espacio a estropear algún planeta más? Porque eso es lo que somos capaces de hacer, estropear las cosas. Si yo fuese extraterrestre pondría una alambrada para que no vengan los humanos a molestar porque son nefastos. Lo veo muy cómico. Esta pandemia me parece una obra maestra de la tragicomedia humana.

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Una gran experiencia, que no puede ser contada, se tiene que vivir!! No se la pierdan!!
A great experience, which cannot be told, must be lived! Do not miss it!!
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Carlos Avila Pizzuto on Google

Excelente espacio para desarrollo humano y arte; desarrollo humano y arte; desarrollo humano y terapia a través del arte. Buenas instalaciones y maestros internacionales.
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Emma Fuentes on Google

Excelente centro de artes escénicas y terapia. Cambió mi vida desde la primera experiencia con el taller del Camino de Clown en 2010. Amo el CAE!!!
Excellent center for performing arts and therapy. It changed my life from the first experience with the Clown Road workshop in 2010. I love CAE !!!
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Sandra Tehuitzil on Google

Muy buen lugar pero no cuenta con estacionamiento y no hay un lugar cercano para los carros, los carros a veces quedan lejos del lugar y las calles están muy solitarias si uno sale tarde o solo no es seguro
Very good place but it does not have parking and there is no nearby place for cars, cars are sometimes far from the place and the streets are very lonely if one leaves late or alone it is not safe
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Gonzalo de Jesús Pazaran Galvez on Google

Es un lugar mágico, maravilloso, me ha ayudado mucho a darme cuenta de mis fortalezas y apreciar la vida en todos sus matices!!
It is a magical, wonderful place, it has helped me a lot to realize my strengths and appreciate life in all its nuances !!

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