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Sobre los nuevos mecanismos de recaudación introducidos por la Secretaria de Hacienda a través del Congreso y de la Suprema Corta de Justicia, nuestro entrevistado opina: “El diálogo político es sano para las finanzas públicas; pero puede resultar lesivo cuando promueve la intención de recaudar transgrediendo el Derecho del contribuyente”.

“No se justifican los agravios que pueda cometer la autoridad, con la exclusiva finalidad de contar con más dinero para el gasto público. Además y en cuanto al proceso administrativo, hay que buscar armonizar el efecto recaudatorio con la inversión”.

El contador José Antonio Pérez afirma que la forma idónea para recaudar en un país como México es a través de los impuestos indirectos. Observa que la afectación de un IVA homologado afectaría, principalmente a los contribuyentes que son capaces de soportar la carga; es decir a los consumidores que tienen dinero para gastar en lujos, diversiones y productos de mayor precio: “Incluso, si se generalizaran los impuestos indirectos, como el IVA, existen medidas administrativas para que la imposición del gravamen, se reglamente y aplique de manera tal, que beneficie a los más pobres”

El licenciado José Antonio critica severamente al IETU, impuesto que debe desaparecer porque su tasa mínima es carísima y su contabilidad es complicada, confusa y costosa: “Ocurre que con el IETU se pagan impuestos más elevados, se desanima la inversión y se destruye el interés de los empresarios para mejorar el nivel de vida de los trabajadores.

Como la base del IETU queda excesivamente gravada, lo importante no es corregir el impuesto en sí mismo. Deben corregirse las bases con las que se calcula.

Se argumenta que el IETU está enfocado a combatir la defraudación fiscal. En realidad, está enfocado a gravar el patrimonio de las empresas conforme convenga más para los intereses del fisco. Así, el mismo patrimonio podrá gravarse como si fuera de una persona física, o de una persona moral.

El IETU no solamente es nocivo para las fuentes de trabajo; también es inconstitucional. ¿Acaso no se violan los principios constitucionales, cuando se grava el patrimonio de los empresarios, indistintamente de las utilidades o las pérdidas que tengan durante el año?”.

En opinión del lic. José Antonio Pérez, el Impuesto sobre Depósitos Bancarios no funciona realmente para combatir al comercio Informal: “El comercio informal no lo va a pagar, porque tiene muchos recovecos y mañas para evadirlo, esconder sus ingresos y seguir haciéndose el chiquito. El camino contra el comercio informal y contra la economía clandestina en general, está en los impuestos indirectos que todos los consumidores pagamos por igual y sin poderlos evadir.

Nadie repara el “Daño a la Nación”, cuando una importante fuente de producción desaparece y deja sin empleo a numerosos trabajadores. A la autoridad impositiva no le importaron las pérdidas del contribuyente ni su falta de dinero para los impuestos.

Como buenos mexicanos, debemos contribuir para que nuestro país subsista y se mejore; pero debernos oponernos a las tasas y los castigos injustos sobre las contribuyentes cautivos.

No porque el gobernado se atrevió a correr riesgos para establecer un negocio productivo, tiene que aportar sus bienes y hasta perder su patrimonio, por carecer de la seguridad jurídica y social que el Estado debiera proporcionarle.

El servicio tributario debe ser recíproco entre gobernantes y gobernados. No se vale que el gobierno pueda no cumplir, no servir y no considerar los intereses ni necesidades del contribuyente; mientras el gobernado tenga que aportar su inversión, trabajo y contribuciones al servicio del Estado.

Hasta en el caso del negocio clausurado o enajenado por el incumplimiento de sus obligaciones fiscales, ya tuvo que aportar los impuestos exigidos para su establecimiento, El gobierno puede, impunemente, originar pérdidas irreparables por falta de servicios urbanos, seguridad y orden social. Sin embargo, en lugar de asumir sus responsabilidades, castiga al empresario, sale con el IETU y le cobra, cuando debiera pagarle.

Si no hay justicia recíproca, equidad y proporcionalidad, el IETU es nocivo para las empresas, los trabajadores, la productividad y la competitividad de México.”

El licenciado Pérez clama por un Estado que luche por la Simetría Fiscal: "Teóricamente, se podrá lograr una adecuada simetría fiscal, logrando que todo el mundo contribuya dentro de un sistema tributario con bases justas. La justicia de la simetría fiscal implica que, de verdad, una de las partes acumule lo que otra deduzca; y lo que una parte deduce, la otra lo acumule. Esta es la auténtica simetría de pagos regida, adecuadamente, por los mecanismos de la ley.

En México, una cosa es la práctica y otra cosa es la teoría. La simetría fiscal del sistema tributario mexicano suena muy bonito en el papel. Allí está, y hasta podemos creer en las bondades de los sistemas tributarios y jurídicos del país, porque los sistemas son buenos. El problema está en quienes implementan dichos sistemas y que para la operación del sistema, primero se toman en cuenta las percepciones de los políticos y hasta el último se presta atención al bienestar social del país.

No existe ningún partido que acepte pagar el costo político que implicaría la implementación de una verdadera simetría fiscal. Aferrados al sistema de poder, todos los candidatos prometen -de buena o de mala fe-, reducir las contribuciones. Por eso triunfan algunos embaucadores que por el bien de México, deberían perder en las urnas electorales.”

Sobre el combate a la pobreza, El Fiscalista del Año comentó: “Con inversión y con trabajo, se puede combatir la pobreza. La inversión prioritaria es la que demanda la educación del mexicano que gasta más de lo que tiene. La educación necesaria para el desarrollo, incluye orden y disciplina en la administración del ingreso real. Esto se traduce en capacidad de ahorro y de inversión productiva. Si queremos combatir la pobreza, las escuelas deben enseñar a los educandos a trabajar, gastar y ahorrar para invertir. El problema es que la escuela sólo informa; pero no forma, no es formativa, no proporciona disciplina ni herramientas para que los alumnos lleguen a ser exitosos empresarios, trabajadores técnicos o profesionistas.

A nivel superior existen universidades y escuelas totalmente formativas de vocaciones empresariales y profesionales que al desarrollarse, coadyuvarán automáticamente a combatir la pobreza. Por supuesto, estas instituciones también proporcionan abundante información y enseñan a obtenerla; pero sólo admiten bachilleres que cumplen con buenas calificaciones y otros requerimientos. Algunas como el Tecnológico de Monterrey, son altamente selectivas y costosas. Entonces, falta combatir los bajos niveles de educación formativa desde la enseñanza básica. Urge invertir en buenas escuelas donde existe mayor pobreza; en la capacitación de los adultos y en la generación de oportunidades en los lugares donde se necesita producir fuentes de empleo.

El combate a la pobreza va de la mano con el combate a la emigración de los indocumentados, la degradación o pérdida de nuestros recursos naturales, la contaminación ambiental, la violencia y el crimen organizado. En realidad, combatir la pobreza es cuestión de vida o muerte para todo el mundo y para todo el país; por tanto, requiere la suma de todos los involucrados y en consecuencia, de las contribuciones bien administradas y bien invertidas por parte de los gobiernos nacionales y extranjeros; de la iniciativa pública y de la iniciativa privada.

Para combatir la pobreza y demás problemas económicos, necesitamos permitir al inversionista extranjero que meta sus fajos para desarrollar y modernizar los sectores productivos del país. Debemos cubrir esta importante necesidad y salvar a nuestra gente de falacias absurdas: Mentira que perderemos la soberanía a causa de la inversión extranjera. La perderemos -y de hecho la hemos perdido en gran parte-, porque la baja capacidad nacional de inversión, ha colocado a México y a los países menos desarrollados, bajo el poder del colonialismo económico que corresponde a las potencias industrializadas.”