NUN Nutrición Integral - 07300 Ciudad de México

Inicie la carrera a los 17 años, en 2007 (ya llovió), así que llevo casi 10 ejerciéndola, digo casi por que no inicie siendo nutrióloga.

A lo largo de mi experiencia, he tenido comentarios diciendo lo fácil que ha de ser, ser nutrióloga, ¿disculpen dijeron fácil? Sí, dijeron ¡fácil!

Suena fácil conocer más de 200 porciones de diferentes alimentos, llevar un análisis detallado de las alteraciones nutricionales que puede tener un alimento al momento de prepararlo o combinarlo con otro, ordenar las posibles interacciones de porciones y composición de alimentos relacionados a tus metas o estado nutricional. Seguramente suena fácil si eso lo hiciera una vez al mes y no 1 vez diario, si es que bien me va.

Desde que estudié el 3er año de carrera, se activó un chip que al día de hoy no puedo ignorar. Ese chip, a pesar de lo que todo mundo cree, no es de una obsesión por estar delgada o con bajo porcentaje de grasa, no, no, no es tan banal. Es un chip, al menos en mi caso, de saber que a largo plazo ciertos elementos de los alimentos, si se consumen en exceso y constantemente, tendrán efectos negativos en mi salud.  Es saber que con algo tan elemental como la alimentación, puedo decidir la calidad de vida que quiero en mi presente y en mi futuro.

A decir verdad, no es fácil ser nutrióloga, porque sé que para mis pacientes represento un ejemplo, por qué siempre tengo presente las repercusiones en mi salud de hábitos poco saludables en mi vida, porque sé que cantidades son excesos o deficiencias para mí. Por lo tanto no es fácil, es divertido, es maravilloso, pero fácil no es.

Y hasta el día de hoy, no ha habido un día en el que me arrepienta de serlo.