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Bonito

Dios castigó de manera ejemplar a Sodoma porque sus ciudadanos cometieron muchas aberraciones morales contra el Sexto y el Noveno Mandamientos. A pesar de que en el Mundo se están cometiendo muchas aberraciones iguales a las que cometieron los sodomitas, adicionalmente se están cometiendo muchas de mucha mayor gravedad. Los pecados contra los Mandamientos arriba mencionados no son tan graves como los que están cometiendo muchos políticos y funcionarios públicos de los niveles más altos de los gobiernos, además de muchas otras personas, empresas e instituciones. La gravedad de un pecado contra el Séptimo Mandamiento puede llegar a ser mucho más grande que la relacionada con los Mandamientos 6 y 9; pero la gravedad de las aberraciones contra el Quinto Mandamiento sin duda es siempre más grave que la de los pecados mencionados hasta el momento, y a pesar de ello en la actualidad se cometen muchisimas  violaciones con respecto a este precepto. La gravedad de un pecado contra el Séptimo Mandamiento depende de quién lo comete y de a quién afecta. Si un mendigo, o una persona necesitada, roba para comer, ni siquiera se puede decir que cometió un pecado, a menos que le robe a otra persona pobre. Si una persona normal le roba diez mil pesos a una persona muy rica o a una empresa muy rica, la primera persona sí comete un pecado, pero la gravedad de ese acto es tanto menor cuanto menor sea lo que representan los 10 mil pesos con respecto a la fortuna de la persona rica o de la empresa rica. Por otro lado, si el que roba es una persona, empresa o institución muy poderosa, y a quién le roba es una persona o empresa muy pobre, el pecado es de muchísima gravedad, de una gravedad bastante considerable y dañina. Y lamentablemente este tipo de aberraciones son cada vez más frecuentes, especialmente en México. El "Estado laico" no es otra cosa que taparles la boca y atarles las manos a los Obispos y a los Sacerdotes para que no denuncien las barbaridades que cometen muchos políticos y funcionarios públicos. Lamentablemente en México, como en otros países, La Jerarquía de La Iglesia es la única que puede poner focos rojos en las conciencias de los políticos y de los funcionarios públicos de alto nivel. Tanto las leyes como las instituciones civiles están diseñadas para mantener y para fomentar la corrupción y la impunidad, y al Pueblo nunca lo escuchan los políticos, por eso la Única que puede remover las consecuencias, no solamente de los políticos, sino de todas las personas, es La Iglesia. Tanto San Juan Pablo II como los Papas Benedicto y Francisco han venido a México, y han ido a muchos países, a denunciar esas barbaridades, pero los políticos y funcionarios son tan cincos que se hacen sordos o consideran que esas denuncias no se refieren a ellos, sino que se refieren a los políticos de los partidos rivales.