OM - Omar Montoya Psicólogo - 76000 Santiago de Querétaro

Muchas personas asocian la sensibilidad con debilidad o fragilidad, como si hubiera algo malo en ser sensibles; en sentir con mayor intensidad que la mayoría. Cuando eres una persona sensible escuchas frecuentemente frases como: “Bájale, no es para tanto”, “Que delicado/a”, “aguántate, ignóralo, sólo haz como si no pasara”. Te dicen que te “hagas el fuerte”, lo que en términos populares significa que reprimas tus sentimientos con todas tus fuerzas. Como si fuera posible desaparecer las sensaciones con solo desearlo.

Escribí en Google “personas sensibles” buscando una imagen para éste artículo, y lo que encontré fueron muchas imágenes de personas llorando, atormentadas, tapándose los oídos o agarrándose la cabeza. Parece que ése es el estigma que se tiene sobre las personas sensibles.

Yo no creo que tener un alto grado de sensibilidad sea un signo de debilidad. Hay muchos ejemplos de personas sensibles increíblemente fuertes: Gandhi, Teresa de Calcuta, Jesucristo, Gabriel García Márquez, Dalí. Sólo por mencionar a algunos. Las emociones, sensaciones y sentimientos son herramientas diseñadas para nuestro uso. En todo caso, lo que sí puede ser un problema sería no saber lidiar con las emociones intensas, no contar aún con la madurez necesaria para no ser arrollado por las emociones. Las personas suelen reprimir sus emociones cuando tienen miedo de que la emoción los supere y eso los lleve a perder el control de sí mismos, o cuando se avergüenzan de lo que están sintiendo y temen ser juzgados o rechazados. Contrario a lo que mucha gente piensa, reprimir las emociones no te hace fuerte, sólo te hace rígido. Y lo que es rígido se rompe más fácilmente. Cuando llegan los fuertes vientos, los primeros en caer son los árboles cuyo tronco es duro, mientras que las palmeras al ser flexibles, danzan con el viento y así se mantienen firmes y bien arraigadas a la tierra.

Las emociones son energías poderosas y es prudente tenerles respeto (por no decir miedo); como el respeto que se le tiene al mar cuando está agitado. Sabes que las grandes olas pueden arrastrarte y no te aventuras a nadar en lo profundo, a menos que tengas la certeza de que has aprendido a nadar lo suficientemente bien para no dejarte arrastrar. Lo mismo pasa con las emociones. Hay que aprender a nadar con ellas, a moverte con ellas, a dejarte llevar sin perder el control de ti mismo. Como hacen los surfistas; ellos se concentran en mantener el equilibrio y la ola hace el resto. Pero no puedes aprender a nadar si evitas el agua o te limitas a quedarte en la orilla viendo cómo los demás se divierten en las olas. ¿Entiendes la metáfora?

Considero que la madurez emocional se apoya en 3 elementos súper importantes que es necesario desarrollar:

1. Mantén tu corazón abierto y fuerte: Procura ser tú el responsable de hacerte sentir amado y acepta tus emociones tal como aparecen, no hay nada malo en ellas. No le temas al amor. Incluso si has sido lastimado, usa el dolor de tu corazón para guiarte en la dirección correcta y mantente abierto a nuevas experiencias. No guardes rencor porque es corrosivo. Deja que el pasado encuentre un buen lugar en tu memoria y sigue adelante con valentía y coraje.
2. Toma decisiones sabias: Por muy sensible que seas, tómate el tiempo necesario para entender tus emociones. No te apresures a decidir. Observa la situación desde diferentes ángulos. Tu sensibilidad puede ayudarte a notar cosas que otras personas no notan, a ser consciente de los pequeños detalles que te ayuden a decidir sabiamente lo que es mejor para ti y también para los demás. Cuando la sensibilidad y la sabiduría se juntan el resultado es maravilloso; las personas sensibles suelen ser muy creativas, y si además son sabias, usan su talento no solo para sanar sus emociones, sino también para inspirar a otros.
3. Conoce tu cuerpo: Las emociones, sensaciones y sentimientos son la llave para conectarte con otros y contigo mismo. Experimentar con libertad lo que ocurre en tu cuerpo te permite desarrollar poco a poco la habilidad de hacer ajustes y microajustes corporales, de modo que puedas regular tu sensibilidad en intensidad y potencia, de modo que tu respuesta sea congruente con lo que está ocurriendo, es decir, ni exagerada ni contenida.

Como podrás darte cuenta la sensibilidad es una gran herramienta, solo que no viene con “manual del usuario”, hay que aprender a usarla sobre la marcha y en gran medida a base de ensayo y error. Pero vale la pena ya que puede hacerte más fuerte de lo que crees.

Me despido, deseando que este texto te haya sido de utilidad. Si quieres puedes compartir o dar like a la publicación.

Hasta pronto.

Omar.