Oz Marketing Consulting Group, S. de R.L. de C.V. - 37160 León

Detrás de un inicio…

La experiencia de emprender es fantástica, y más cuando te enfrentas a la vida laboral y a sus retos todos los días. Lo más impactante en este mundo, es que todos en el trayecto vamos viviendo experiencias que van marcando pauta para llegar a donde quieres llegar.

Hace 7 años (bueno, un poco más) nos encontrábamos realizando un proyecto de investigación (ya habíamos terminado la Universidad) y varios de los involucrados hicimos clic. Durante el proyecto, creas empatía y conoces formas de trabajar con las que te identificas y empiezas a soñar.

Soñando y pensando en voz alta es como nace OZ MARKETING. De entrada, nuestra primera idea era tener como socia a una maestra de investigación con mucha experiencia; sin embargo, ella se encontraba en una situación económica de mucho compromiso y no pudo sumarse.

Seguimos soñando y pensando en voz alta, y al final decidimos aventurarnos a emprender. OZ MARKETING en un principio fue una sociedad de tres personas; sin embargo, en el camino nos fuimos encontrando con ideas y con visiones diferentes.

En nuestros inicios, literal empezamos en el famoso “cuarto de lavado” de una casa/ oficina que nos prestaron, ahí sin pagar renta, sólo aportando para pagar agua y luz. Así fue como empezamos nuestro pininos. En ese momento tenías en nuestro poder las herramientas indispensables y las que nos llevarían hasta el día hoy: actitud, tiempo, sueños y una computadora.

Ahí estuvimos alrededor de un año, donde empezábamos a guardar dinero para hacer la famosa “ronchita” (el guardadito) para ir creciendo. A nosotros nos pagábamos un porcentaje sobre la utilidad y lo demás se guardaba. Después, nos cambiamos a un espacio más grande, una “recámara” de una casa / tienda de venta de tapetes, que por supuesto nuevamente nos prestaron. Ahí seguíamos pagando luz y agua. Y nosotras hacíamos la talacha (barrer, trapear, sacudir).

En esa oficina estuvimos seis meses y en ese tiempo pudimos comprar escritorios modestos, sillas, lámparas, impresora y seguir ahorrando. En ese momento, sólo una de nosotras estaba al 100% dedicada al proyecto y las demás hacían medio tiempo, pues tenían trabajos y algunas responsabilidades más que pagar y el porcentaje de pago que nos dábamos no alcazaba para los costos fijos de aquel momento. Imparables y enfocadas, empezamos a tener ingresos fijos y más altos y la “ronchita” cada vez crecía más.

Para cuando estábamos cumpliendo los seis meses, nuestro tío (quién nos había prestado el lugar) nos invitaba a poder comprar la casa en la que estábamos (claro que él, también pagaba renta de aquel lugar, pero su ubicación era muy buena y amplia) y por supuesto, nosotras muy inmaduras y con poca experiencia en la vida, tomamos la mejor decisión, no participar en el proceso de compra-venta y buscar un lugar en el que pudiéramos crecer e ir haciéndonos de nuestras cosas.

Así, que nos movimos a la actual oficina, en donde definitivamente hemos crecido, nos hemos dado muchos tropezones, en donde hemos reído y llorado sangre (no textual, sólo por decirlo así), donde hemos crecido en personal y en donde también hemos vuelto a ser pequeños y también en donde hemos decidido dejar de ser tres para sólo ser dos socias.

El emprender no basta en sólo hacer tu trabajo y entregas más del 100%; es saber realmente de números, de cuestiones fiscales y financieras, es saber en cómo llevar una buena contabilidad, en llevar comparativas y métricas, en no ser tan flexible con las personas que contratas (vaya que nos llegaron a tomar la medida y exigir), a tomar decisiones fuertes y valientes, a saber decir NO con personal, con clientes, con proveedores y hasta con gastos, a ir aprendiendo a elegir el tipo de clientes que prefieres atender y una cantidad sinfín de cosas que hacen de este viaje toda una aventura que contar a los bisnietos (literal).

Si tú que estás detrás leyendo, tienes la inquietud de comenzar en algo, hazlo ya. El tiempo es lo único que no vuelve y las ideas son ideas hasta que no se pongan en práctica. Hoy te puedo decir que hemos gastado miles de pesos en los grandes tropezones que nos hemos dado, pero cada caída nos ha hecho levantarnos y capitalizar el aprendizaje de ellos.

¡Vive la aventura de emprender!

Consejo: lee constantemente información sobre todo legal, fiscal y financiero; quédate con las ideas y pregúntalas a tu asesor más cercano.