Sastrería ortiz - 16030 Ciudad de México

Gilberto Ortiz nació en la Mixteca alta, en el municipio de San Andrés Lagunas, Distrito de Teposcolula, en el Estado de Oaxaca. Orgulloso de sus raíces indígenas, Gilberto aprendió a arar la tierra y a disfrutar del contacto con la increíble naturaleza que lo rodeaba, deleitándose con sierras verdes inexploradas, días azules y noches estrelladas. Su padre le contaba que de la puya del maguey el abuelo cortaba las agujas, les hacia un orificio para después sacar el ixtle, el cual utilizaba como fibra para elaborar los calzones de manta que usaban los Mixtecos. Así comenzaba la maravillosa historia del gran maestro sastre Gilberto Ortiz.

En 1965, con tan sólo doce años, Gilberto llega a la Ciudad de México, y es ahí, donde empieza la aventura más apasionante de su vida. Al caminar por las pobladas calles del centro de la Ciudad, Gilberto se sorprende al ver que toda la gente que circulaba estaba vestida con trajes, sombreros y bastón. De aparador en aparador Gilberto descubre algo: la elegancia, el porte, el lujo. Es en ese momento, empieza a recorrer las sastrerías buscando la oportunidad de aprender tan exquisito oficio y es donde se encuentra con el maestro alemán José Schroeder, que le permite limpiar el taller y hacer labores a cambio de una comida al día, con el paso del tiempo Schroeder decide hacerlo su aprendiz e instruirlo completamente en el arte de sastrería. Y así, después de 6 años, Gilberto se convierte en sastre y asistente de Schroeder. Ya como asistente, es donde conoce y trabaja con personalidades del medio artístico, político, académico y empresarial.

Al concluir su periodo de aprendizaje con aquel sastre alemán (1971), Gilberto toma su propio camino, empezando en La casa Calanchinis (San Ángel), donde se cultivaría con maestros italianos, después de esa etapa, inicia un nuevo reto, trabajar en la Casa Bambara; y así, vienen varias oportunidades de crecimiento en donde Gilberto hace amistades, clientes, pero sobre todo, logra consolidarse como sastre.

Tras años de noches en vela, esfuerzos y perseverancia, finalmente en el año de 1990 llega por fin su sueño, tener su propia sastrería llamada “Gilberto Ortiz”, y aquí comienza su legado, desarrollándose y transmitiendo su conocimiento a sus hijos, Darío y Alejandro.

La Casa Gilberto Ortiz comienza a llamar la atención de espectadores y clientes de talla internacional, la razón, la calidad y el lujo inigualables de sus trajes. Veinte años después, llega la oportunidad que lo colocaría como uno de los mejores sastres del mundo, la Casa de telas belga SCABAL, lanza una convocatoria que consistía en que sastres del todo el mundo vistieran un maniquí, y de esa forma saber quién era el mejor sastre a nivel mundial. Se dio un tiempo límite de tres meses para enviar el maniquí. Los resultados se dieron a conocer casi un año después (abril, 2011), y fue donde Gilberto supo que había sido el ganador del concurso donde compitieron 52 países. El primer lugar lo compartió con el inglés Richard Anderson (sastre de la reina Isabel II) y el italiano Corneliani.

En agosto del 2018 después de 50 años de entrega, amor y pasión por la sastrería bespoke, muere el maestro sastre Gilberto Ortiz. Dejando un gran legado a sus hijos Darío y Alejandro, quienes continúan con la Casa Gilberto Ortiz e Hijos siguiendo con ese mismo amor a la sastrería bespoke que el maestro siempre mostró y les enseñó a la perfección.