Templo Evangélico "Gethsemani" MIEPI - 56363 Chimalhuacán

Dios en su Amor usa los más variados métodos para que nos mantengamos cerca de Él, y seamos fieles. Esta verdad la hallamos ejemplificada en la vida y ministerio del siervo de Dios San Pablo. Para que él no tuviera un alto concepto de sí mismo o el orgullo corrompiera su corazón, y hasta dejara de cumplir el propósito para lo cual fue llamado. El Señor permitió un aguijón en su carne: “Por lo cual tres veces he rogado al Señor, que se quite de mí”.

La misma Escritura omite la naturaleza del mismo, pues se desconoce si fue alguna enfermedad específica, aunque los estudiosos bíblicos se aventuran a suponer cual era el mal del apóstol. Lo cierto es que el texto bíblico en griego para la palabra “aguijón”, le llama estaca, ahora imagine usted, entonces esa estaca sobre el siervo San Pablo, se entiende que era punzante, penetrante, y por consiguiente muy doloroso para él. Esta circunstancia difícil condujo a San Pablo a rogar en oración al Señor no una vez, sino tres, aunque esta expresión no es determinada, sino representativa de su oración constante a Dios acerca de este mal que experimentó en su vida.

Cuantas veces en nuestro Ministerio hemos enfrentado situaciones similares en el contexto de la lucha, pruebas o adversidades por medio de la enfermedad, tentaciones y de luchas espirituales. Sin embargo, podemos decir con gozo: “…Hasta aquí nos ayudó Jehová”. (1° Samuel 7:12). Estas experiencias nos llevan a un solo lugar, al sitio de la oración, porque es en este lugar donde al Señor le expresamos todo lo que acontece en nuestra vida, los obstáculos que enfrentamos día a día, proyectos que aún no se terminan, nuestras fragilidades humanas, en fin, cuantas peticiones más podemos enumerar.

Estos escenarios aparentemente desfavorables nos aportan sin duda alguna, cosas buenas, la primera de ellas, permanecer humillados delante de Su presencia divina, coodepender de Su Gracia y Misericordia. Dios, ahí, tiene un trato especial con nosotros, aunado a que Su Espíritu divino cual bálsamo se derrama en nuestra vida abundante, y nos unge con Su poder para mejor desempeño de nuestro servicio como pastores.

¡Qué confortante para el alma es mantenernos a sus pies benditos!, rogando como San Pablo, suplicando Su ayuda divina, implorando fuerza para no desmayar. Es Dios quien viene a nuestro auxilio, y con su Mano potente nos levanta para continuar adelante, trabajando, edificando en Su Obra, sirviéndolo con gozo, entrega y amor. No olvidemos, estimados consiervos, que Él ha dicho: “…Bástate mi gracia; porque mi potencia en la flaqueza se perfecciona…”.

Continuemos clamando a Dios con los horarios de oración asignados a cada Zona, cubriendo las 24 horas del día durante los siete días de la semana, de tal manera que oremos a Dios, tanto en horario a.m. y p.m. Cuando corresponda orar en horario a.m. Se orará por cinco peticiones específicas, y cuando se ore en horario p.m. Se orará por otras cinco peticiones. Cada semana se actualizarán las peticiones. También cada Zona ofrecerá a Dios un día de ayuno de 24 horas. A continuación, adjunto el programa de cómo lo haremos. D. M.