Departamento de Matemáticas - Ciudad de México

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About Departamento de Matemáticas

El Departamento de Matemáticas de la Facultad de Ciencias de la UNAM, surgió desde la fundación de la Facultad de Ciencias de la UNAM. En él actualmente se imparten cuatro carreras: Actuaría, fundada en 1947; Ciencias de la Computación fundada en 1996, Matemáticas (fundada en 1939), y la de más reciente creación, Matemáticas Aplicadas fundada en 2015.

Haciendo memoria, fue Justo Sierra quien, en 1910, es quien establece el decreto de la creación de la Escuela de Altos Estudios, que comprendía tres secciones, una de ellas era ciencias exactas, las otras restantes eran física y ciencias naturales. La idea de Justo Sierra era proporcionar la base para enriquecer los conocimientos en ciencias exactas, de las matemáticas propiamente dichas.

En Palabras de Justo Sierra en la Escuela de Altos Estudios se proponía que: “…los sabios mexicanos encontrarán los elementos indispensables que requiere la investigación científica, pues la Escuela Nacional de Altos Estudios abrirá sus puertas a los diferentes investigadores, para que este arte, tan importante como fecundo, sea practicado por todo mexicano que sienta amor a la ciencia y deseos de investigar las sabias leyes que norman la marcha del Universo. No por ser escuela de investigación científica dejará de ser el nuevo plantel una escuela de enseñanza, pues en ella se darán a conocer todas las ramas del saber en un grado y en una extensión, que no han podido ser enseñadas en las otras escuelas, por vedarle su índole especial”. Para 1917 la sección de áreas exactas ya ofrecía cursos aislados de matemáticas.

Cuando la Universidad logra su autonomía en 1929, se hace una reforma que permite crear, en la Facultad de Filosofía y Letras una sección de ciencias. Fue el profesor de matemáticas de la escuela Nacional Preparatoria, Sotero Prieto Rodríguez (1884-1935), el primero en hacer conciencia de la importancia de impulsar el estudio de las matemáticas avanzadas y la investigación en matemáticas y física.

La influencia de Sotero Prieto fue muy importante; a sus clases de matemáticas superiores en 1932, asistían personajes que luego serían claves dentro de la matemática como Manuel Sandoval Vallarta (1899-1977), que estudiaba en Estados Unidos. También tuvo como discípulos en la Escuela de Altos Estudios y en la Escuela Nacional de Ingenieros a Alfonso Nápoles Gándara (1897-1992), a Nabor Carrillo Flores (1911-1967), a Carlos Graef Fernández (1911-1988) y a Alberto Barajas Celis (1913-2004), todos ellos grandes precursores de las matemáticas y de la física en nuestro país quienes se reunían en las instalaciones de antiguo Seminario de Minería en el centro de la ciudad de México. Ese mismo año comenzaron a impartirse todavía en la Facultad de Filosofía y Letras, de manera sistemática, cursos de matemáticas superiores a cargo del profesor Alfonso Nápoles Gándara quien había llegado después de hacer estudios matemáticos de Estados Unidos.

Concedida la autonomía a finales de 1933, el rector de la universidad, Manuel Gómez Morín (1897-1972), inició una reforma educativa que culminaría con la integración de tres escuelas: la Escuela Nacional de Ingenieros, la Escuela Nacional de Ciencias Químicas y una sección de Física y Matemáticas todavía dentro de la Facultad de Filosofía y Letras.

Alberto Baños (1905-1994), un ingeniero que se había doctorado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y director del Instituto de Física y Matemáticas, junto con Sotero Prieto, propusieron la creación de una escuela que abarcara todas las ciencias; Biología, Física y Matemáticas. El Consejo Universitario aprobó el proyecto de creación de la Facultad de Ciencias y, a partir del primero de enero de 1939, bajo la dirección del Ingeniero Ricardo Monges López (1886-1983), la escuela comienza a funcionar con un plan de estudios que dos semanas después sería aprobado.

Durante los 10 años que fuera director de la Facultad, Monges López gestionó que se otorgaran becas a alumnos distinguidos para terminar sus estudios en el extranjero y regresar a dar sus cátedras y hacer investigaciones en nuestro país. En ese periodo vinieron también a dictar conferencias connotados científicos del extranjero.

En 1942, se fundó el Instituto de Matemáticas por acuerdo del rector Rodulfo Brito Foucher (1899-1970). Nápoles Gándara es nombrado director. Los primeros investigadores fueron Alberto Barajas y Roberto Vázquez García (1915-1994), en Matemática Pura, Francisco Zubieta Russi (1911-2005), en Lógica Matemática y Carlos Graef, en Matemática Aplicada.

A finales de ese mismo año, se realiza el Primer Congreso de Matemáticas en Saltillo, Coahuila, organizado por Nápoles Gándara. En ese congreso se propuso la fundación de la Sociedad Matemática Mexicana, proyecto que se concretó en la ciudad de México a mediados de 1943. Al mismo tiempo se inició la publicación del Boletín de la Sociedad Matemática Mexicana en donde escribirían connotados matemáticos como George Birkhoff (1844-1944), Roberto Vázquez García (1915-1978), Francisco Zubieta Russi, Manuel Sandoval Vallarta y otros más.

Para 1947, los ingenieros Emilio Velarde y Juan B. Solórzano, le propusieron al ingeniero Nápoles Gándara la creación de la carrera de Actuaría, bajo el argumento de que un actuario debía saber más matemáticas que las que se estudiaban en otras escuelas.

Alberto Barajas obtuvo la beca Guggenheim y se fue a realizar estudios de matemáticas a la Universidad de Harvard entre los años 1944-45, obteniendo el grado en 1947 con la tesis “Teoría de las teorías de la gravitación”. Su experiencia en el extranjero y el contacto con las investigaciones científicas y tecnológicas de punta, le permitió vislumbrar las posibilidades que ofrecía el fomento de las matemáticas en nuestro país.

El proyecto de creación de una ciudad universitaria al sur de la ciudad, se desarrolló durante la rectoría del rector Luis G. Garrido Díaz (1898-1973). La primera piedra de dicho proyecto fue colocada el 5 de junio de 1950 en lo que sería el edificio de la futura Facultad de Ciencias. El director en esa época era Alberto Barajas quien participaba directamente en el diseño del edificio proyectado por el Ingeniero Carlos Lazo (1914-1955). Éste último adaptó de forma idónea los salones y el auditorio y se refería así a su obra: “Estamos aquí, en suma, haciendo Universidad en el más amplio sentido, integrando el pensamiento, el anhelo y la labor de todos a través de la cultura. No estamos poniendo una primera piedra en el primer edificio de la Ciudad Universitaria, estamos poniendo una piedra más en la fervorosa construcción de nuestro México”.

La población estudiantil todavía era de 200 alumnos, la facultad poseía una biblioteca muy pequeña, y el número de libros de física y matemáticas eran mínimos. El plan de estudios estaba formado por materias anuales.

Parte importante de los avances que experimentó la matemática en este periodo tuvo lugar gracias al papel que jugó Nabor Carrillo como coordinador de Investigación Científica y luego como rector de la Universidad a partir de 1953. Fue él quien se dedicó a conseguir recursos económicos para la Universidad, particularmente para impulsar el desarrollo de la ciencia.

La ciencia en general, y la matemática en particular, habían alcanzado un desarrollo considerable, lo mismo sucedió en el ámbito educativo: los estudios de matemáticas ya se habían descentralizado, y varias universidades del país ofrecían también esa licenciatura.

Para 1954 la facultad comenzó a crecer y se habló de reestructurar la carrera, siendo entonces director el Dr. Guillermo Torres Díaz (1919-1990) cuando se hizo un nuevo plan de estudios.

Como bien señala Cepeda (2000), “A partir de 1955 se nota entre la comunidad universitaria una toma de conciencia y mayor participación. La revolución cubana, con fuertes repercusiones en la guerra fría y que habría de influir en toda Latinoamérica, es un marco propicio para que vuelvan las planillas de izquierda entre 1960 y 1961”, con todos estos hechos, la facultad se convirtió en una de las escuelas más politizadas de la universidad.

En 1964, Alberto Barajas era el único profesor de carrera del Departamento de Matemáticas. Para 1966 ingresaron los profesores Víctor Newman-Lara (1933-2004); Sylvia de Neymet Urbina (1939-2003) y Arturo Fregoso Urbina (1932-1996), como académicos de tiempo completo.

Según el Dr. Samuel Gitler (1933-2014), en 1965 se contaba solamente con 25 doctores en matemáticas que hacían investigación, 5 de ellos habían sido egresados de la Facultad de Ciencias, y además se habían otorgado 75 licenciaturas en matemáticas. Pero para 1968 entre la Facultad de Ciencias y la Escuela Superior de Física y Matemáticas del IPN habían graduado ese mismo año un mayor número de estudiantes.

Para 1966, un grupo de estudiantes de la Facultad de Derecho protestó contra su director, César Sepúlveda, por modificar reglamentos internos de exámenes. El secretario general, Mantilla Molina, también abogado, apoyó al director Sepúlveda. El movimiento estudiantil creció y comenzó a recibir apoyo de estudiantes de otras escuelas y facultades, hasta llegar a promover una huelga en la Universidad, la cual, si bien no se generalizó, sí alcanzó sus objetivos: el 26 de abril, los estudiantes invadieron el edificio de la Rectoría y hostigaron al rector, el doctor Ignacio Chávez (1897-1979), a quien obligaron a renunciar de manera violenta, pero la Junta de Gobierno no aceptó dicha renuncia.

En apoyo al doctor Chávez, un gran número de profesores presentaron también su renuncia. Con la Universidad paralizada, a principios de mayo, el rector Chávez volvió a presentar su renuncia. Entonces la Junta de Gobierno nombró como rector al ingeniero Javier Barros Sierra (1915-1971), antiguo director de la Escuela de Ingeniería. Durante su rectorado, se aprobaron nuevos planes de estudio en varias facultades entre ellas la de la facultad, en particular para la carrera de Matemáticas.

El año de 1968 fue difícil para toda la universidad. Como señala Cepeda (1999): “México se preparaba para recibir las olimpiadas. El 23 de julio para controlar una pelea entre estudiantes de la preparatoria Isaac Ochoterena, la vocacional 5 y una pantalla a la que llamaban “Ciudadelos” intervienen los granaderos, golpeando violentamente a los estudiantes. Como protesta se organiza una manifestación el 23 de julio”.

Los granaderos al reprimir a los estudiantes entran de nuevo a la Preparatoria 1 donde había un acto de entrega de diplomas, golpean a los asistentes ajenos a la manifestación. Los estudiantes se organizan, toman camiones y forman barricadas en el centro de la ciudad en lo que se llamaba barrio universitario.

Los estudiantes controlan el movimiento, pero el 29 de julio son reprimidos fuertemente en la Preparatoria 1 cuando el ejército tira la puerta con un bazucazo. Inmediatamente los estudiantes de la Facultad de Ciencias se organizan junto con otras facultades. En Ciencias se nombra un comité de lucha integrada por Marcelino Perelló (1944-2017), Gilberto Guevara Niebla (1944), Gerardo Estrada (1946), Miguel Yacamán (1946), Renán Cárdenas, Salvador Martínez (1945); iniciándose con ellos una participación destacada de la facultad en cuanto a número de brigadas y la estación de radio “Venceremos” instalada en la torre de Ciencias.

Ese año de 1968, el Departamento de Matemáticas contaba con 336 estudiantes de Matemáticas (Cepeda, 2006), y en el posgrado de matemáticas estaban inscritos alrededor de 30 alumnos. Para ese mismo año, se habían recibido 75 matemáticos y un alto porcentaje de los investigadores de los institutos de Física y Matemáticas eran egresados de la Facultad.

Tras la represión del movimiento estudiantil después de la masacre del dos de octubre, las clases en ciencias se reanudarán seis meses después de tan triste evento; si bien en muchos profesores y alumnos quedaba la inquietud de relacionar la actividad académica con las necesidades de sectores amplios de la población. Es así como de manera institucional se crean seminarios y conferencias en donde varios grupos académicos llevan a cabo análisis continuos sobre el papel social de la ciencia y de cómo debía responder la Facultad ante los problemas y necesidades de los grupos mayoritarios del país.

Para 1970, se contratan cuatro profesores más en el departamento de Matemáticas: José Luis Abreu (1945), Pablo Barrera, Ángel Carrillo y Helga Fetter. Las contrataciones siguieron aumentando a partir de 1974 y para 1978 se tenían 71 profesores de tiempo completo.

Ya desde 1968, existía una asamblea general pero no fue sino hasta 1973, que se resuelve establecer la asamblea general como órgano de máxima autoridad en la facultad, creándose así los Consejos Departamentales, es decir los órganos democráticos de gobierno colectivo, para administrar, con la participación de maestros y alumnos cada una de las áreas académicas de la facultad. También se crea el Consejo interdepartamental que resolvería los problemas generales. Pero ese órgano generaba una dualidad que entraba en conflicto con el Consejo Técnico tradicional y sus reglamentos así que desapareció años después.

De entrada, las funciones del Consejo Departamental eran: administrar y coordinar el trabajo y la política de sus respectivos departamentos; asignar materias, coordinar los laboratorios, los servicios de la biblioteca, etcétera; establecer y ejecutar criterios para la promoción, contratación y evaluación del personal académico, proponer candidatos, para renovar la planta docente, integrar las comisiones dictaminadoras y fijar los lineamientos de evaluación de los profesores del departamento. Los integrantes de los Consejos Departamentales se tornaban voceros del departamento ante la dirección de la facultad y tenían la obligación de crear e integrar comisiones especiales para resolver problemas específicos.

Dada esta nueva estructura de gobierno, por primera vez se integró una terna para director que pretendía que más que elegir personas, se optara por elegir los programas y compromisos de trabajo. Los candidatos a la dirección de la facultad eran:  Juan Luis Cifuentes (biólogo); Vinicio Serment (físico) y Augusto Moreno (físico).

Finalmente se designa a Cifuentes como el director de la facultad el 24 de junio de 1973. En la ceremonia de toma de posesión, anuncia la reestructuración de la Facultad de Ciencias en Consejos Departamentales. Así, se integra una comisión emanada del Colegio de Profesores y, coordinada por el propio director para elaborar el documento que definiría la nueva estructura incluyendo las propuestas de maestros y alumnos. Los primeros consejeros se eligieron por seis meses para crear condiciones de evaluación en esa primera fase de funcionamiento. Sólo se hicieron evaluaciones y algunos ajustes mínimos en el primer semestre de 1974, y a partir de entonces la Facultad de Ciencias cuenta con este especial gobierno de participación.

La facultad y el Departamento de Matemáticas se vieron inmersos en un proceso de actividades extracurriculares, un gran número de simposios, congresos, mesas redondas, sobre temas como ciencia, educación y sociedad.

Francisco Cepeda señala a este respecto que: “Se seguían discutiendo, sin embargo, el tipo de educación y la investigación que debería hacerse para ser congruentes con la movilización política que se estaba dando y con las nuevas estructuras democráticas que se habían creado en la facultad. La neutralidad de la ciencia y la técnica era cuestionada, y se establecieron mesas de discusión sobre la función social de la ciencia y la técnica a través de la historia. Algunos grupos salieron de sus cubículos para llevar a cabo experiencias de educación y ciencia popular. En el caso de matemáticas en una colonia popular en la zona semiurbana al sur de Cuernavaca, en donde se regían por una organización comunitaria que pretendía que los servicios fueran administrados de forma colectiva”.

Hasta allá llegaron Humberto Madrid en esa época profesor del departamento de Matemáticas y un grupo de maestros y alumnos con la posibilidad de vincularse para dar una cierta capacitación y actualización en matemáticas a profesores de la comunidad, lo cual no fue nada trivial. Pronto se implantaría una nueva enseñanza de las matemáticas, pero la forma de introducir a los pobladores en los conceptos matemáticos y el lenguaje no era fácil. Los profesores se dieron cuenta que la preparación matemática no les era útil ya que la teoría estaba alejada de la realidad que los habitantes de esa comunidad vivían.

Desafortunadamente la comunidad fue reprimida y varios profesores incluso fueron detenidos. Afortunadamente la facultad se movilizó para lograr su libertad. Las conclusiones a las que se llegaron fueron que aún no se tenía capacidad de hacer grandes cosas ni sensibilizar a la sociedad. En ese mismo tenor varios docentes de biología tuvieron sus experiencias en el ejido El Mirasol en el Estado de México, proyecto que sentó las bases para lo que serían las futuras biologías de campo.

Paralelamente se empezó a construir el nuevo edificio de la Facultad de Ciencias en el circuito exterior.

Para 1993 se amplió el número de carreras ofrecidas hasta entonces en el Departamento de Matemáticas con la creación de la carrera de Ciencias de la Computación que iniciará cursos en 1996, y más recientemente en 2015 la carrera de Matemáticas Aplicadas.

Años después se proyectó una gran biblioteca el Amoxcalli, inaugurada en 1994 y un nuevo edificio para la docencia y laboratorios inaugurados en 1998.

En la actualidad se cuenta con más de 100 Profesores de tiempo completo especializados en varias áreas matemáticas, 32 de ellos pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores y se cuenta con alrededor de 400 profesores de asignatura por semestre. El departamento brinda cursos a estudiantes de las carreras de física y biología y se apoya con un buen número de profesores de los institutos de investigación como el Instituto de Matemáticas (IMATE), el Instituto de Física, el Instituto de Investigaciones en Matemáticas y Sistemas (IIMAS) y otras dependencias responsables de los posgrados que en el área de matemáticas se ofrecen.

BIBLIOGRAFÍA:

  • La Facultad de Ciencias fragmentos de una historia, Revista Ciencias, Núm. 94, Ju, 2009. Págs. 60-75.
  • Francisco Javier Cepeda Flores, Testimonios de la génesis de la Facultad de Ciencias, Revista Ciencias, No. 53, ene-mzo 1999 16-27 pp.
  • Francisco Javier Cepeda Flores, El Prometeo en México. Raíces Sociales y Desarrollo de la Facultad de Ciencias UNAM 1867-1980,1ª. Reedición 2006. Saltillo, Coahuila, 308 págs.


Compilación y redacción: Silvia Torres Alamilla

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