Lic Verdad - 06000 Centro

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Lic. Verdad 7, Centro Histórico de la Cdad. de México, Centro, Cuauhtémoc, 06000 Centro, CDMX, Mexico

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City : CDMX

Lic. Verdad 7, Centro Histórico de la Cdad. de México, Centro, Cuauhtémoc, 06000 Centro, CDMX, Mexico
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Al recorrer la calle de la Moneda en el Centro histórico, a un costado de Palacio Nacional, y tras dar la vuelta en la esquina del Museo de Arte de la SHCP, uno descubre una calle cerrada con un curioso nombre: Lic. Primo de Verdad y Ramos. En 1808, tras la invasión napoleónica a España, comenzó la crisis de la monarquía que suscitó en la Nueva España, los deseos libertarios y el anhelo de la autonomía nacional con el propósito de obtener una identidad. Fue justamente este personaje, el síndico de la ciudad, quien lanzó un emotivo discurso en donde proclamaba que el momento de aspirar a la soberanía, había llegado. Sus arengas llegaron a oídos de los inquisidores y obispos, quienes decidieron entonces encarcelar a este protoinsurgente en las cárceles arzobispales, donde tuvo un final cruento e inesperado. La literatura nos ayudará a dilucidar este caso. En El Juguetillo, publicado en 1812, Carlos María de Bustamante escribió sobre su mentor y amigo: “El hombre de bien, el que tantas veces había hecho resonar la voz de la ley en los tribunales, defendiendo a centenares de huérfanos y viudas, el que por última vez había defendido la santa causa de la libertad del pueblo mexicano, yacía yerto y víctima de un veneno”. Lo que nos ilustra sobre la posibilidad de que Primo Verdad, muriera inducido por manos inescrupulosas. Mientras que Vicente Riva Palacio, en El libro rojo, de 1870, agrega sin lugar a dudas: “¿Qué había pasado? Nadie lo sabía, pero todos lo suponían (…) Cuando en virtud de las Leyes de Reforma el Palacio del Arzobispado pasó a dominio de la nación, de la parte del edificio que correspondía a las cárceles se hicieron casas particulares, una de las cuales es la que hoy habita como de su propiedad uno de nuestros más distinguidos abogados, don Joaquín María Alcalde (…) “El comedor de esta casa fue el calabozo en que murió Verdad, y cuando por primera vez se abrió al público, yo vi en uno de los muros el agujero de un gran clavo y alrededor de él, un letrero que decía sobre poco más o menos: ‘Este es agujero del clavo en que fue ahorcado el Lic. Verdad’ y todavía en ese mismo muro se descubrían las señales que hizo con los pies y con las uñas de las manos el desgraciado mártir, que luchaba con las ansias de la agonía. “Allí pasó en medio de la oscuridad una escena horriblemente misteriosa: El crimen se perpetró entre las sombras y el silencio. Los verdugos calaron el secreto: Dios hizo que el tiempo viniese a descubrirle. La historia encontró la huella de la verdad en unos renglones mal trazados, y en un muro, que guardó las señales de las últimas convulsiones de la víctima”.
When walking down Calle de la Moneda in the Historic Center, next to the National Palace, and after turning the corner of the SHCP Art Museum, one discovers a closed street with a curious name: Lic. Primo de Verdad and Ramos. In 1808, after the Napoleonic invasion of Spain, the crisis of the monarchy began, which aroused in New Spain libertarian desires and the desire for national autonomy in order to obtain an identity. It was precisely this character, the trustee of the city, who launched an emotional speech in which he proclaimed that the moment to aspire to sovereignty had arrived. His harangues reached the ears of the inquisitors and bishops, who then decided to imprison this proto-insurgent in the archiepiscopal prisons, where he met a bloody and unexpected end. The literature will help us to elucidate this case. In El Juguetillo, published in 1812, Carlos María de Bustamante wrote about his mentor and friend: “The good man, the one who had made the voice of the law resound so many times in the courts, defending hundreds of orphans and widows, the who for the last time had defended the holy cause of the freedom of the Mexican people, lay stiff and victim of a poison. Which illustrates us about the possibility that Primo Verdad died induced by unscrupulous hands. While Vicente Riva Palacio, in The Red Book, from 1870, adds without a doubt: “What had happened? No one knew it, but everyone assumed it (...) When, by virtue of the Reform Laws, the Archbishop's Palace became the domain of the nation, private houses were built from the part of the building that corresponded to the prisons, one of which is which today lives as his property one of our most distinguished lawyers, Mr. Joaquín María Alcalde (...) “The dining room of this house was the dungeon in which Truth died, and when it was first opened to the public, I saw in one on the walls the hole of a large nail and around it, a sign that said about more or less: 'This is the hole of the nail in which Lic. Verdad was hanged' and still in that same wall the signs were discovered that he made with his feet and with his fingernails the unfortunate martyr, who struggled with the desire of agony. “There happened in the middle of the darkness a horribly mysterious scene: The crime was perpetrated between the shadows and the silence. The executioners penetrated the secret: God made time come to discover him. The story found the trace of the truth in some poorly drawn lines, and on a wall, which kept the signs of the last convulsions of the victim.

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